Mi forma de diseñar comienza con una intención clara, una idea concreta que me permite tomar decisiones con fundamento. No creo en improvisar sin dirección. Sin embargo, una vez en marcha, el diseño se convierte en diálogo. Surgen nuevas preguntas, caminos visuales y formas de abordar el problema. No me cierro a ellos, los incorporo cuando enriquecen el proyecto, manteniendo siempre la coherencia con el concepto.